Cuando era adolescente había noches que no entendía muy bien quién era o qué propósito tenía en la vida, me resultaba confuso el día a día, las responsabilidades y en general me sentía en una etapa que me llenaba de mucho estrés, pero en la oscuridad de mi casa siempre podía confiar en tener unos audífonos, poner mi canción favorita y dejar que todo fluyera, ahí me di cuenta del poder de la música para poder balancear nuestras emociones.
Después de ello comencé a tomar clases de canto y ha sido de lo mejor que he podido hacer, sin darme cuenta me fui acercando a la musicoterapia de la mano que iba creciendo.
Es importante darle esa relevancia a la música. Es un arte que va mucho más allá de lo que escuchamos y la musicoterapia nos acerca a entender lo que escuchamos otorgando un beneficio emocional a cada una de las personas. Pensemos, por ejemplo, en la escuela, te dan clases de flauta dulce y desafinada, cuyo logro más importante es tocar la canción del soundtrack de Titanic al final del año. Pero de ello resulta un fenómeno por demás intersante, seamos buenos -o no- la música tiene la capacidad de hacernos vibrar lo más profundo de nuestra fibra.
Viendolo desde una perspectiva sensorial, es claro que cada uno de nosotros ha experimentado estos efectos que tiene la música a nivel emocional, pero podemos hablar también de que expertos han hablado sobre las respuestas que genera la música como auxiliar en la terapia emocional.
Mejora la motricidad
Estimula la memoria
Ayuda a tener mejor atención
Fomenta la creatividad
Ayuda a tener una mejor verbalización
Aporta a autoconcerse
Reduce estrés y ansiedad
Estimula la actividad cerebral
Ayuda a mejorar el sistema inmune y los ritmos biológicos
Todo esto lo hemos comprobado desde Arte por la Vida, pues, en 2021, comenzamos a realizar un taller continuo con adolescentes de la Fundación Casa Alianza; y a través de clases de guitarra y canto, fuimos orientándolos a encontrar estos valores en la música. Y auque cada uno proviene de contextos contextos muy díficiles, es aún más complejo este tema pues nos focalizamos en jóvenes que aún están descubriendo su lugar en la sociedad. De esta forma logramos impactar positivamente en ellos, pues a través de distintas dinámicas en torno a la música, fuimos propiciando una respuesta positiva de todos los participantes.
Otro aspecto muy interesante de entender, fueron las necesidades de esta población, pues a través de metodologías de pedagogías críticas, buscamos vincular a nuestras poblaciones beneficiarias al arte sin imponer desde una perspectiva evangelista. Fue entender qué les gusta y cómo podíamos incluirlo como una sesión de autoconocimiento, trabajo en equipo, seguridad y creatividad.
Esta acción y otras que he tenido en mi experiencia, me han demostrado el poder de la música para nuestras vidas, como mencionaba anteriormente, no es algo que debamos pasar por alto y que si lo utilizamos como la poderosa herramienta que es, tendremos resultados increíbles. ¿Cuál es tu canción favorita?
David Beristáin Otamendi Productor de Espectáculos • Creativo • Marketing
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